• Un marcador genètic típicament judeosefardita està present en un altre 19%
• Els autors de l'estudi destaquen el pes de deportacions i conversions massives
ANTONIO MADRIDEJOS
Un sorprenent estudi realitzat amb 1.140 voluntaris espanyols i portuguesos ha confirmat l'extraordinària empremta genètica deixada pels colonitzadors musulmans i fins i tot pels judeosefardites que es van instal.lar a la península Ibèrica durant l'edat mitjana. L'herència és tan profunda, diuen els autors, que no es pot entendre només com el fruit d'una convivència secular, dels matrimonis mixtos, sinó que en gran part és el resultat de conversions en massa i de deportacions realitzades a partir del segle XV. Concretament, el 10,6% dels habitants d'Espanya i Portugal tenen un tret genètic atribuïble a un avantpassat nord-africà i un altre 19% el tenen de judeosefardites o, com a mínim, de pobles originaris del Pròxim Orient.El treball, que han realitzat durant els últims anys diversos investigadors de les universitats de Leicester (Regne Unit) i la Pompeu Fabra de Barcelona (UPF), es publica avui a la revista American Journal of Human Genetics. Com a primer pas, els científics van analitzar poblacions actuals de sefardites (Israel i Istanbul, per exemple) i de nord-africans buscant- hi lguna particularitat genètica que pogués definir-les. El que van fer exactament va ser estudiar el cromosoma Y, que es transmet de pares a fills mascles gairebé sense variació amb el pas del temps i sense que importi la càrrega genètica que aporta la mare, és a dir, que un nen el té igual que el seu rebesavi patern (el cromosoma Y és molt útil en estudis d'aquest tipus, però la seva força genètica és tan petita que resulta indetectable en l'aspecte físic). Finalment, quan van aconseguir un perfil del cromosoma Y nord-africà i un altre del judeosefardita, van procedir a comprovar en quin percentatge de la població portuguesa i espanyola estaven presents.
¿IL.LÒGIC?
Segons explica Elena Bosch, de la Unitat de Biologia Evolutiva de la Universitat Pompeu Fabra, un resultat curiós és que la distribució territorial de les dues herències no es correspon amb els manuals d'història. Per exemple, en lloc d'haver-hi una proporció més gran d'ancestres nord-africans a Andalusia oriental o València, com es podria esperar tenint en compte el poblament medieval d'aquestes zones, els percentatges més elevats s'obtenen a Portugal, Galícia o Lleó. L'única explicació, afirma, "són els alts nivells de conversions, forçades o voluntàries", que van ocórrer després de la fi de la Reconquista, així com les posteriors deportacions de moriscos granadins. Francesc Calafell, també de la UPF, considera que el marcador nord-africà utilitzat en el treball és prou recent per descartar una influència de migracions des del Marroc però anteriors a la conquista musulmana, fins i tot preromanes.Més espectacular encara és la influència sefardita. Per exemple, s'obtenen resultats espectaculars a Aragó, Astúries, Eivissa o el sud de Portugal, on gairebé el 40% de la població té algun ancestre jueu, però tam- bé se supera el 20% a Castella-la Manxa o Mallorca. A diferència del que passa amb el patrimoni nord- africà, que sembla lògic, els investigadors assumeixen els sorprenents percentatges amb cautela i no poden descartar altres substrats del Pròxim Orient, però no necessàriament jueus, com poblaments neolítics o fenicis.
• Un marcador genético típicamente judeo-sefardí está presente en otro
19%
• Los autores del estudio destacan el peso de deportaciones y conversiones masivas
ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA
Un sorprendente estudio realizado con 1.140 voluntarios españoles y portugueses ha confirmado la extraordinaria huella genética dejada por los colonizadores musulmanes e incluso por los judeo-sefardís que se instalaron en la península Ibérica durante la Edad Media. La herencia es tan profunda, dicen los autores, que no puede entenderse solo como el fruto de una convivencia secular, de los matrimonios mixtos, sino que en buena parte es el resultado de conversiones en masa y deportaciones realizadas a partir del siglo XV. Concretamente, el 10,6% de los habitantes de España y Portugal tienen un rasgo genético atribuible a un antepasado norteafricano y otro 19% lo tienen de judeo-sefardís o, como mínimo, de pueblos originarios de Oriente Próximo.El trabajo, realizado durante los últimos años por investigadores de las universidades de Leicester (Reino Unido) y Pompeu Fabra de Barcelona (UPF), se publica hoy en la revista American Journal of Human Genetics.Como primer paso, los científicos analizaron poblaciones actuales de sefardís (Israel y Estambul, por ejemplo) y de norteafricanos en busca de alguna particularidad genética que pudiera definirlas. Lo que hicieron exactamente fue estudiar el cromosoma Y, que se transmite de padres a hijos varones sin apenas variación con el paso del tiempo y sin importar la carga genética que aporta la madre, es decir, que un niño lo tiene igual que su tatarabuelo paterno (el cromosoma Y es muy útil en estudios de este tipo, pero su fuerza genética es tan pequeña que resulta indetectable en el aspecto físico). Finalmente, cuando lograron un perfil del cromosoma Y norteafricano y otro del judeo-sefardí, procedieron a comprobar en qué porcentaje de la población portuguesa y española estaban presentes.¿ILÓGICO?Según explica Elena Bosch, de la Unidad de Biología Evolutiva de la UPF, un resultado llamativo es que la distribución territorial de ambas herencias no se corresponde con los manuales de historia. Por ejemplo, en lugar de haber una mayor proporción de ancestros norteafricanos en Andalucía oriental o Valencia, como cabría esperar teniendo en cuenta el poblamiento medieval de esas zonas, los porcentajes más elevados se obtienen en Portugal, Galicia o León. La única explicación, afirma, "son los altos niveles de conversiones, forzadas o voluntarias", que acontecieron tras el fin de la Reconquista, así como las posteriores deportaciones de moriscos granadinos. Francesc Calafell, también de la UPF, considera que el marcador norteafricano usado en el trabajo es suficientemente reciente como para descartar una influencia de migraciones desde Marruecos pero anteriores a la conquista musulmana, incluso prerromanas.Más espectacular si cabe es la influencia sefardí. Por ejemplo, se obtienen resultados espectaculares en Aragón, Asturias, Ibiza o el sur de Portugal, donde casi el 40% de la población tiene algún ancestro judío, pero también se supera el 20% en Castilla-La Mancha o Mallorca. A diferencia de lo que sucede con el acervo norteafricano, que parece lógico, los investigadores asumen los sorprendentes porcentajes con cautela y no pueden descartar otros sustratos de Oriente Próximo, pero no necesariamente judíos, como poblamientos neolíticos o fenicios.
Los análisis de ADN aclaran cómo se pobló la Península. El 11% de la herencia genética de los españoles es musulmana
La Vanguardia
Josep Corbella Barcelona 05/12/2008 Actualizada a las 03:31h
Los más de siete siglos de dominio musulmán en gran parte de la península Ibérica y la llegada de colectivos judíos en una época anterior han dejado una profunda huella en la composición genética de la población española. Según una investigación presentada ayer en la revista American Journal of Human Genetics,el 11% de la herencia genética de los españoles es de origen norteafricano, un 20% es judío sefardí y el 69% restante es ibérico autóctono. Las regiones donde la aportación genética norteafricana es más notable son Galicia y el noroeste de Castilla, donde se sitúa en un 21%. Por el contrario, es mínima en Granada, la región que más tiempo estuvo bajo dominio musulmán y donde ahora la herencia genética norteafricana se sitúa en torno al 2%. "Son resultados que nos han sorprendido", reconocieron ayer Francesc Calafell y Elena Bosch, biólogos de la Universitat Pompeu Fabra que han codirigido la
investigación junto a un equipo de la Universidad de Leicester (Reino Unido). ¿Cómo los explican? Al final de la reconquista, recuerdan, "en algunas zonas de la Península se quedaron los llamados moriscos" [ musulmanes obligados a convertirse al cristianismo]. Pero a principios del siglo XVII, Felipe III ordenó la expulsión de los moriscos de todos sus territorios. Eran entonces unos 200.000, la mayoría concentrados en el este de Andalucía y Valencia. Muchos fueron enviados a Argelia. Otros se dispersaron hacia el oeste y el noroeste de la Península, donde no se les persiguió tanto, y se mezclaron con la población autóctona. Pocos fueron a Catalunya, donde sólo un 2% de la herencia genética es de origen africano, un 6% es judía y el 92% restante es autóctona. La otra única comunidad donde la herencia genética autóctona es tan elevada es el País Vasco. Catalunya y País Vasco se erigen así, por una ironía de la investigación genética, en las comunidades de más profunda raigambre ibérica de España. Otro resultado sorprendente, destacan Calafell y Bosch, es la gran aportación de los judíos sefardíes a la composición genética de la población española actual. Esta aportación sólo puede explicarse por la conversión masiva - que pudo ser voluntaria o forzada por la intolerancia religiosa-de muchos judíos al cristianismo. La investigación se ha basado en comparar el ADN de 1.139 hombres de distintas regiones de España con el de 359 hombres de cuatro regiones del norte de Áfricay con el de 174 judíos sefardíes. Dada la movilidad de la población en los últimas décadas, no se ha tenido en cuenta la residencia actual de los participantes en el estudio sino el lugar de nacimiento de su abuelo paterno. Se ha analizado únicamente el cromosoma masculino Y, que los niños heredan de sus padres y no de sus madres, por lo que "los resultados de la investigación se refieren únicamente a la herencia genética masculina", advierten Calafell y Bosch. Dos investigaciones anteriores realizadas con ADN mitocondrial, que niños y niñas heredan de sus madres y no de sus padres, han llegado a una estimación similar de herencia genética de origen norteafricano en la población española. Pero el cromosoma Y tiene la ventaja de que ofrece resultados menos ambiguos, explican los investigadores.
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